Sabido es que a todos nos gusta esto. Vemos que alguien llega a casa o al trabajo con algún producto frágil y ya hacemos fila para empezar a reventar las burbujitas en vez de ayudar.
Siempre pensamos que somos los únicos que nos pasamos horas reventando burbujitas. Si hasta la cara la pones de tonto cuando se revienta una. Y después de reventarlas todas sigues buscando a ver si alguna queda y por mas que insistas y ves que no queda nada seguís, seguís y no paras. Seguís apretando a ver si sale algún ruidito, lo estrangulas por poco a ver si alguna se te escapo de las manos, lo pisas y lo torturas hasta que te das cuenta que ya no sale nada, ya nada queda.
